viernes, 21 de septiembre de 2012

GASTO PÚBLICO



El pueblo paga, el pueblo carga con el peso y cada vez más sin pesos en la bolsa, la crisis tan llevada y traida, ampliamente mencionada por funcionarios y por nuestros representantes investidos por el voto popular. Claro que se exigen servicios, claro que se le tiene que cumplir y que se vean sus impuestos reflejados en obras.

Luego entonces, se habla de austeridad, de ahorro en los recursos económicos y lo primero que se toma en cuenta es lo abultado de las nóminas y del gran peso que representan los trabajadores sindicalizados, por contar con prestaciones ahora si que superiores a lo que la ley establece. Pero también es cierto, que es esta parte de la burocracía la que es institucional y que indistintamente reciben a autoridades de todos los colores y que les toca empezar de nuevo cada período de gobierno y en otros casos enseñarle al funcionario a gobernar.

La lucha sindical no debe desvirtuarse, ni corromperse, aunque en otros casos, es ese entreguismo y complicidad de los dirigentes lo que pone en el banquillo de los acusados al trabajador, al hacerlo blanco de infundios y estigma social al verlos como la plaga y el causante de los problemas económicos.

Nada más analicemos que en algunos casos los trabajadores de base representan un 30% del costo de las nóminas de pago. Es entonces donde se puede asentar que el gasto puede estar en la obesa carga que representan los trabajadores de confianza: secretarios, directores, coordinadores, jefes de area, de cuadrilla o cuanto puesto sea creado.

Finalmente la situación actual nos exige a todos y en la medida de las posibilidades el compromiso por cumplir la labor encomendada, no culpemos a unos o a otros, pero sí hay que poner las cosas en su justa dimensión.



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